Recuerdo ese día que decidió hacer un cambio en su vida, ese amor tan fuerte y que tanto la consumió los últimos meses del año anterior, debía irse por la puerta de atrás. Y se lo propuso, volver a conocer gente, de alguna manera sabía que de nuevo, ese era reemplazable.
Dejó que pasara todo el invierno y de repente... ahí estaba aburrida entre sus apuntes; era primavera corría el mes de octubre y bajó una aplicación, al principio todo era un juego, sí, no, charlar, no charlar. Conoció varios así, gente más vacía e infeliz que ella... Gente que sólo buscaba pasar el rato... la mayoría de mujeres y hombres a los veintipico. Y si, el sexo es tan divertido ¿por qué pedir más que eso?
Entre tantos diablos disfrazados de ángeles lo vio, aunque le costó bastante avistarlo.
Había un ángel rubio, alto, esbelto, y podría seguir porque a la vista era hermoso pero como siempre por dentro escondía veneno. Ella no lo descubrió en el momento pero si a medida que el tiempo pasó, este era el obstáculo para ver al otro al morocho, que siempre estaba ahí, que siempre le hablaba o ella le hablaba. Fueron algunos meses de confusión para ella hasta que se cansó de las idas y vueltas del ángel rubio. Reiteradas veces volvió este ángel... pero era demasiado tarde, ella ya había elegido.
El morocho era el ángel más peculiar, extraño, complicado, histérico, depresivo e infeliz que pudo encontrar, aún así lo hizo su amigo.
Lo conoció un miércoles, volvió a verlo en diciembre, luego en enero, marzo, abril, mayo, junio, julio, agosto, hasta el presente. Por algún motivo sin razón lo hizo parte de su vida, se abrió y le contó todo lo que la avergonzaba y la hacía infeliz en este mundo, el también, se ocupó de prevenirla de él mismo miles de veces. Por motivos que ambos desconocen siguieron ahí al pie del cañón primero fueron amigos aunque, desde el día uno el gustó de ella. Y gustar de ella... ella tampoco es una persona fácil de llevar, cuando se siente bien es normal pero cuando se siente mal... es insoportable, histérica, se enoja fácilmente, se vuelve irascible.
Una vez dejó de hablar con el ángel morocho por estas confusiones que atravesaba debido al ángel rubio, la segunda vez fue por qué sentía que la amistad con el ángel morocho no daba para más que había que dar un paso más- y fue cuestión de tiempo... corría el mes de junio (en enero él le había dicho que le gustaba y la quería) (ella a fines de marzo, siempre le costó involucrarse sentimentalmente) ella estaba decidida a dejarlo ir porque ya no podía esperar más la indecisión de aquel ángel. De repente, cambió de parecer, se dio y le dio una oportunidad. Fue en julio entonces el mes que terminó con esa amistad que no iba a ningún lado y acá están... viviendo todo eso que por miedo e inseguridad no se permitían, no es un amor convencional, es distinto, privado, es leve y ascendente, les hace bien, se los ve bien.
Dejó que pasara todo el invierno y de repente... ahí estaba aburrida entre sus apuntes; era primavera corría el mes de octubre y bajó una aplicación, al principio todo era un juego, sí, no, charlar, no charlar. Conoció varios así, gente más vacía e infeliz que ella... Gente que sólo buscaba pasar el rato... la mayoría de mujeres y hombres a los veintipico. Y si, el sexo es tan divertido ¿por qué pedir más que eso?
Entre tantos diablos disfrazados de ángeles lo vio, aunque le costó bastante avistarlo.
Había un ángel rubio, alto, esbelto, y podría seguir porque a la vista era hermoso pero como siempre por dentro escondía veneno. Ella no lo descubrió en el momento pero si a medida que el tiempo pasó, este era el obstáculo para ver al otro al morocho, que siempre estaba ahí, que siempre le hablaba o ella le hablaba. Fueron algunos meses de confusión para ella hasta que se cansó de las idas y vueltas del ángel rubio. Reiteradas veces volvió este ángel... pero era demasiado tarde, ella ya había elegido.
El morocho era el ángel más peculiar, extraño, complicado, histérico, depresivo e infeliz que pudo encontrar, aún así lo hizo su amigo.
Lo conoció un miércoles, volvió a verlo en diciembre, luego en enero, marzo, abril, mayo, junio, julio, agosto, hasta el presente. Por algún motivo sin razón lo hizo parte de su vida, se abrió y le contó todo lo que la avergonzaba y la hacía infeliz en este mundo, el también, se ocupó de prevenirla de él mismo miles de veces. Por motivos que ambos desconocen siguieron ahí al pie del cañón primero fueron amigos aunque, desde el día uno el gustó de ella. Y gustar de ella... ella tampoco es una persona fácil de llevar, cuando se siente bien es normal pero cuando se siente mal... es insoportable, histérica, se enoja fácilmente, se vuelve irascible.
Una vez dejó de hablar con el ángel morocho por estas confusiones que atravesaba debido al ángel rubio, la segunda vez fue por qué sentía que la amistad con el ángel morocho no daba para más que había que dar un paso más- y fue cuestión de tiempo... corría el mes de junio (en enero él le había dicho que le gustaba y la quería) (ella a fines de marzo, siempre le costó involucrarse sentimentalmente) ella estaba decidida a dejarlo ir porque ya no podía esperar más la indecisión de aquel ángel. De repente, cambió de parecer, se dio y le dio una oportunidad. Fue en julio entonces el mes que terminó con esa amistad que no iba a ningún lado y acá están... viviendo todo eso que por miedo e inseguridad no se permitían, no es un amor convencional, es distinto, privado, es leve y ascendente, les hace bien, se los ve bien.
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