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Llegaste.
Una vez imagine que esto no iba a suceder pero me equivoqué  aunque ésto fue en un sueño; por fin después de tantos meses quisiste darte a conocer, a dar los primeros parpadeos...
Aún no puedo conocerte pero estas acá, sos parte de este mundo. Fuiste tan oportuno y oportuna a la vez.

No pasan muchas horas desde aquel día y solo irradias felicidad, tal como lo esperaba, tal como te imaginaba.

A veces creo que de alguna manera sin saberlo vos, me haces recapacitar sobre lo bueno y lo malo de este mundo. Aquello a lo que se le puede hacer frente y a lo que no.


En mi cabeza sólo resuena esta letra de alguna bella canción de un oriental que nació allá cruzando el charco, supe que de algún lejano rincón, de otra galaxia, el amor que me darías, transformado, volvería un día a darte las gracias.

Y quizás siempre fuiste el gran motor que movió a esta mujer, quizás fuiste su gran fuente de inspiración, quizás despertas en ella los sentimientos más bellos y puros que una puede sentir.

Seguramente el amor que todos sienten por vos es el mismo que será pagado con creces y sé que sos capaz de enamorarlos eternamente. Vos y siempre vos.

Tu llegada solo me enseña que sí, que efectivamente la vida vale la pena y que no importa cuán calurosa y lluviosa sea la primavera siempre hay motivos para levantarse y sonreír.

Y pensar que aún no decís ni una palabra pero con tus parpadeos sos capaz de llevarte el mundo por delante.

Te imagino todo el tiempo, te esperé tanto y me tenes para siempre.