"Este pueblo no se ahoga con marullos y si se derrumba yo lo reconstruyo."
Hacía frío. Una noche más en el campo. A unos 1180km de su casa ha apreciado maravillosas noches estrelladas, algunas calurosas otras frescas. La cuaresma ha comenzado en el calendario gregoriano, solo quedan los resabios de los carnavales. La alegría veraninega es ahora parte del pasado, los días calurosos poco a poco van quedando en el olvido...
Los vientos que atraen la lluvia son protagonistas en el inmenso silencio y en la temida oscuridad. Muchos años, los habitantes esperaron el suministro eléctrico y aún no llega. Norte, así lo llaman al lugar y se caracteriza por sus altas temperaturas, la extrema tranquilidad y la calidad humana de la gente.
Este lugar en particular, se encuentra tan lejos y tan cerca de todo y de todos. A decir verdad, lejos de la globalización y cerca del aislamiento. Por ello, los días pasan desapercibidos, no distinguen entre un lunes y viernes o un jueves y un domingo. Ellos viven sin mirar el minutero del reloj, sin una rutina devastadora o un cronograma a seguir. Y sí, son felices con tan poco.
Los aires de progreso en el lugar son mínimos, pareciera que se olvidaron de ellos. Y qué ironía no? Porque muchos vivimos de lo que produce un peón de campo o específicamente, nos alimentamos de lo que muchos de ellos producen. A destacar el aire puro que se respira aunque no es lo único, también se respira lucha.
Es penosa la reflexión anterior porque en un país capitalista, siempre van a existir los olvidados; que son los que más aportan, no sólo para el país sino para el mundo.
Miro el cielo... esas estrellas y me consuelo porque puede que la injusticia persista, pero no nos pueden robar lo que es nuestro. Más segura que nunca: mi tierra no se vende.
Hacía frío. Una noche más en el campo. A unos 1180km de su casa ha apreciado maravillosas noches estrelladas, algunas calurosas otras frescas. La cuaresma ha comenzado en el calendario gregoriano, solo quedan los resabios de los carnavales. La alegría veraninega es ahora parte del pasado, los días calurosos poco a poco van quedando en el olvido...
Los vientos que atraen la lluvia son protagonistas en el inmenso silencio y en la temida oscuridad. Muchos años, los habitantes esperaron el suministro eléctrico y aún no llega. Norte, así lo llaman al lugar y se caracteriza por sus altas temperaturas, la extrema tranquilidad y la calidad humana de la gente.
Este lugar en particular, se encuentra tan lejos y tan cerca de todo y de todos. A decir verdad, lejos de la globalización y cerca del aislamiento. Por ello, los días pasan desapercibidos, no distinguen entre un lunes y viernes o un jueves y un domingo. Ellos viven sin mirar el minutero del reloj, sin una rutina devastadora o un cronograma a seguir. Y sí, son felices con tan poco.
Los aires de progreso en el lugar son mínimos, pareciera que se olvidaron de ellos. Y qué ironía no? Porque muchos vivimos de lo que produce un peón de campo o específicamente, nos alimentamos de lo que muchos de ellos producen. A destacar el aire puro que se respira aunque no es lo único, también se respira lucha.
Es penosa la reflexión anterior porque en un país capitalista, siempre van a existir los olvidados; que son los que más aportan, no sólo para el país sino para el mundo.
Miro el cielo... esas estrellas y me consuelo porque puede que la injusticia persista, pero no nos pueden robar lo que es nuestro. Más segura que nunca: mi tierra no se vende.
Comentarios